Los mejillones son moluscos que viven formando comunidades más o menos numerosas, fijados a las rocas a las que se adhieren por medio de su pie. Se encuentran en la zona de mareas o por debajo de esta, pero siempre en sitios de poca profundidad.
La capacidad de filtración de los mejillones es enorme, pudiendo llegar a bombear Hasta 8 litros por hora. Se denominan filibranquios porque los filamentos o ramificaciones de sus branquias tienen manojos entrelazados de cilios similares a pelos. Los mejillones son unisexuales. Cada hembra puede llegar a depositar más de un millón de óvulos y la incubación suele durar entre una o dos semanas, según la temperatura de el agua.
El mejillón es propio del Atlántico, y se encuentra adherido a las rocas en las costas de Europa y América. Se cultiva en criaderos y viveros debido a sus excelentes propiedades: crecimiento rápido, facilidad para adherirse a soportes y una apreciada carne. Los países productores más importantes son España, sobre todo en las Rías Gallegas y en los Países Bajos.
Ingredientes:
1 kilo (2.2 libras) de mejillones.
400 gramos (14 onzas) de salsa de tomate casera.
Unas gotitas de salsa de tabasco.
Procedimiento:
Primeramente procedemos a lavar bien los mejillones, quitando las barbas y lo colocamos en una olla tapada, con una cucharada de agua, a fuego medio, hasta que se abran todos. Si no se abre alguno, no lo comas, pues posiblemente estaba muerto antes de ponerlos en la olla y puedes coger una buena indigestión y quizás algo mas grave.
Los terminamos de abrir y quitamos la cocha vacia, la que no tiene el molusco, y colocamos en una fuente de cristal.
En un bol aparte tomas la salsa y le agregas las gotitas de salsa de tabasco a gusto.
Salseamos los mejillones con la salsa de tomate ligeramente picante. Servimos en frío o ligeramente calentados en el microondas.
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