martes, 23 de junio de 2009

Crepes de jamón y queso gratinados

Se llama crepe, crep o crepa (del francés crêpe, y éste a su vez del latín crispus, ‘crespo’) a la receta europea hecha fundamentalmente de harina trigo, con el que se elabora una masa en forma de disco. Se sirve habitualmente como base de un plato o postre aplicándole todo tipo de ingredientes dulces o salados. Es similar pues al panqueque, aun cuando es más delgada que aquel.

Las crepes son originarias de la región de Bretaña, al oeste de Francia, en donde se llaman krampouezh; actualmente es un plato consumido a diario en todo el país. En esta región francesa se distinguen dos platos parecidos: las crêpes elaboradas con trigo candeal y generalmente reservadas a los dulces y las galettes elaboradas con trigo sarraceno o alforfón, en general reservadas a rellenos salados. Éste tipo de trigo oscuro fue traído a Europa de China y a su paso por Europa Oriental dio origen a una comida similar, los blinis.

En Europa central, se llama palačinka (República Checa, Eslovenia, Croacia), palatschinken (Austria) o palacsinta (Hungría), términos todos derivados de la palabra rumana plăcintă (‘placenta’). En la mayoría de las regiones alemanas es pfannkuchen y en neerlandés pannenkoeken (que proviene de unir las palabras ‘sartén’ y ‘torta’).

En España se suelen acompañar con nata montada, mermelada, azúcar, chocolate o embutido (generalmente jamón york y queso) como desayuno o merienda en cafeterías y restaurantes. En Galicia y Asturias son, tradicionalmente, típicas de los carnavales. En Galicia se denominan filloas y Asturias fayueles o frixuelos.


Ingredientes para 8 crepes:

1/2 litro de leche.
200 gramos de harina.
4 huevos.
40 gramos de mantequilla.
100 gramos de jamón york cortado en lonchas.
100 gramos de queso emmental en lonchas.
2 decilitros de nata.
100 gramos de queso parmesano rallado.
Sal y pimienta negra recién molida.



Procedimiento:

Se derrite la mantequilla y se mezcla con la leche. Se añade el resto de los ingredientes de los crepes y batimos, con cuidado para que no quede ningún grumo. Dejamos reposar la masa unos 15 minutos.

Ponemos una sartén antiadherente al fuego y la engrasamos con un trocito de mantequilla. Vertemos un poco de la masa de los crepes y movemos la sartén para hacer que la masa se extienda por toda su superficie.

Cuando se cuaje, damos la vuelta con cuidado para que no se rompa. Se hace por el otro lado y ponemos una loncha de queso sobre el crepe (sin retirarlo del fuego) y, encima, una de jamón.

Doblamos el crep sobre sí mismo y lo ponemos en una placa de horno salseada, en su base, con un poco del resto de nata líquida.

El resto de los crepes se elaborarán de la misma manera.

Colocamos el queso rallado encima de las crepes e introducimos el preparado en el horno, a 200º C, hasta que se gratine.

Servimos calientes y con el queso del interior del crepe derretido.

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